En los últimos años, la llamada dieta paleolítica, o Dieta de la Edad de Piedra, ha ganado popularidad como una forma de emular lo que supuestamente comían nuestros antepasados hace entre 2,5 millones y 10.000 años. Este plan de alimentación moderno incluye frutas, verduras, carnes magras, pescado, huevos, frutos secos y semillas. De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos, son los alimentos que habrían consumido los cazadores-recolectores antes de la revolución agrícola.
Sin embargo, un nuevo estudio arroja luz sobre lo que realmente se comía en la prehistoria. Utilizando técnicas avanzadas, un grupo de investigadores ha analizado restos fósiles encontrados en un yacimiento del norte de Marruecos, ofreciendo datos cruciales sobre la dieta de nuestros antepasados antes del desarrollo de la agricultura.
Los cazadores-recolectores: más vegetales de lo que pensábamos
La creencia popular asocia a los hombres de la Edad de Piedra con una dieta casi exclusivamente carnívora, pero la evidencia isotópica sugiere lo contrario. Según un artículo publicado en la revista Nature, los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra Tardía (entre 15.000 y 13.000 años atrás) mostraban un importante consumo de plantas en su dieta. Esto contradice la percepción predominante de una alta dependencia de las proteínas animales durante ese periodo.
Los investigadores señalan que, antes del Neolítico, los seres humanos ya recolectaban higos y otros vegetales silvestres. «El paso de la caza-recolección a la agricultura representa una de las mayores revoluciones dietéticas en la historia humana», destacan los científicos. No obstante, la falta de restos humanos bien conservados del Pleistoceno ha limitado el conocimiento sobre las prácticas alimentarias de aquellos grupos.
Evidencias del yacimiento de Taforalt: una dieta rica en carbohidratos
Un análisis del sitio arqueológico de Taforalt, en la región de Oujda, Marruecos, que data de unos 20.000 años a.C., sugiere un consumo significativo de plantas ricas en carbohidratos. «El hallazgo de gran cantidad de taxones de plantas silvestres y la prevalencia de caries dentales en los restos humanos revelan una dieta con alto contenido vegetal», indican los investigadores.
Este patrón dietético también se ve reflejado en los habitantes iberomaurusianos del norte de África, que vivieron durante el Pleistoceno tardío, con evidencias que sugieren un posible almacenamiento y recolección selectiva de vegetales. Aunque no hay pruebas concretas de domesticación de plantas o animales por parte de los iberomaurusianos, su relación con el entorno apunta a una transición hacia el sedentarismo.
El impacto de las plantas silvestres en la dieta prehistórica
El estudio también indica que las plantas silvestres tuvieron un rol determinante en la alimentación de los habitantes del sitio de Taforalt. «El consumo de bellotas y otros vegetales podría explicar por qué los asentamientos se ubicaban en regiones forestales cercanas al mar Mediterráneo» mencionan los autores del estudio. Además, se sugiere que el destete temprano en los lactantes de Taforalt refuerza la idea de un enfoque alimentario predominantemente basado en plantas.
A pesar de estos avances en el conocimiento sobre la dieta prehistórica, los científicos admiten que se necesita más investigación para comprender completamente las costumbres alimentarias de estos grupos. La noción de una dieta principalmente carnívora se ha visto cada vez más cuestionada por la creciente evidencia de un enfoque alimenticio diverso que incluye plantas y alimentos ricos en carbohidratos.
Conclusión: una dieta más variada de lo imaginado
Las investigaciones recientes apuntan a que, mucho antes de la revolución agrícola, los seres humanos ya tenían una dieta variada que incluía tanto vegetales como carne. Este enfoque mixto, lejos de la imagen popular del cazador prehistórico exclusivamente carnívoro, demuestra que la adaptación y diversidad alimentaria fueron esenciales para la supervivencia de nuestros antepasados.
