El polémico desafío del creador de los primeros humanos genéticamente modificados

Jiankui He asegura que su investigación es «uno de los avances médicos más importantes de la historia» y exige reconocimiento en las publicaciones científicas más prestigiosas. Sin embargo, la comunidad científica no está de acuerdo.

El controvertido científico que desafía a la ciencia

Jiankui He, biofísico e investigador especializado en edición genética, ha vuelto a generar controversia al proclamar en sus redes sociales que su trabajo merece ser reconocido como uno de los avances más significativos en la historia médica. Su investigación, en la que modificó genéticamente a dos bebés, conocidas como Lulu y Nana, para hacerlas resistentes al SIDA, utilizó la técnica CRISPR-Cas9, que permite “cortar y pegar” segmentos de ADN en células vivas. Sin embargo, muchos genetistas alrededor del mundo consideran que este trabajo no es más que una de las mayores irresponsabilidades científicas del siglo XXI.

Un hito ético que marcó un antes y un después

En 2018, la comunidad científica quedó conmocionada cuando, durante la Segunda Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano en Hong Kong, Jiankui He reveló que había alterado genéticamente a dos embriones humanos. No se detuvo allí; también aseguró haber implantado estos embriones modificados en el útero de una mujer a través de fecundación in vitro, permitiendo su desarrollo completo. Este evento marcó el nacimiento de los primeros humanos genéticamente modificados.

El objetivo de la investigación parecía noble: crear resistencia al SIDA eliminando del genoma CCR5, una proteína clave que el virus VIH utiliza para infectar el organismo. Ambos progenitores de las gemelas estaban infectados con el virus, lo que los llevó a aceptar el experimento de Jiankui. Sin embargo, la frase “el fin justifica los medios” adquiere una dimensión peligrosa cuando se trata de manipular la genética humana. Además de intervenir en la vida de las gemelas, Jiankui He también modificó potencialmente la genética de su descendencia futura.

Condena mundial y un regreso inesperado

La reacción de la comunidad científica no se hizo esperar. Expertos en bioética y genetistas de todo el mundo condenaron la falta de ética del experimento. El gobierno chino también tomó medidas rápidamente: en 2019, Jiankui fue sentenciado a tres años de prisión. Tras cumplir su condena, el investigador ha mostrado su deseo de continuar con sus polémicas investigaciones.

La ciencia dice «no» a la publicación de sus hallazgos

Las principales revistas científicas del mundo han sido claras: el trabajo de Jiankui He no será publicado. Ni siquiera Bioarxiv, un repositorio para artículos aún sin revisión exhaustiva, aceptó el manuscrito. Richard Sever, uno de sus editores, afirmó en Twitter que hay «líneas que jamás se deben cruzar», especialmente en experimentación humana. En uno de sus mensajes se puede leer: “¿De verdad queréis esto? -Dr. Mengele, muchas gracias por su envío, su artículo estará online en breve”, una irónica referencia al infame médico nazi conocido por sus crueles experimentos.

Uno de los problemas más críticos del experimento es la imprecisión de CRISPR. Esta herramienta no siempre edita el genoma en el lugar correcto, lo que puede generar mutaciones inesperadas. Si el procedimiento no fue perfecto, Lulu y Nana podrían enfrentarse a enfermedades genéticas incurables, mayor riesgo de cáncer o incluso muertes prematuras de causa desconocida.

¿Divulgar o no los resultados?

Algunos investigadores argumentan que, dado que el daño ya está hecho, los resultados deberían compartirse con la comunidad científica. Estos bebés son los primeros humanos vivos modificados genéticamente desde sus etapas más tempranas de desarrollo, y sus datos podrían ser valiosos para entender las consecuencias de tales procedimientos.

Futuro incierto para Lulu y Nana

Jiankui He, por su parte, ha dejado claro que no renunciará a su propósito de continuar investigando en la edición genética humana. Su objetivo es encontrar curas para enfermedades genéticas que hoy no tienen tratamiento. Sin embargo, la comunidad científica sigue cuestionando cómo es posible que se le permita continuar después de haber demostrado tan poco sentido de la responsabilidad.

Respecto a las gemelas, poco se sabe. Su identidad y ubicación exacta se mantienen en el más estricto secreto por parte de las autoridades chinas. Hoy, Lulu y Nana deben tener alrededor de seis años y probablemente estén comenzando su vida escolar, marcadas para siempre por la ambición desmedida de un científico sin escrúpulos.

Reflexión final

La historia de Jiankui He plantea una pregunta crucial: ¿hasta dónde puede llegar la ciencia en nombre del progreso? Mientras tanto, la comunidad científica global sigue debatiendo sobre los límites éticos de la edición genética y las consecuencias de cruzar ciertas fronteras en la búsqueda del conocimiento.

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