Un título en disputa
El Everest, con su impresionante estampa, ha sido considerado por mucho tiempo como la montaña más alta del mundo. Año tras año, aventureros intentan alcanzar su cima, situada a 8.848 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, esta denominación puede ser cuestionada si observamos desde una perspectiva geológica.
«La majestuosidad de las montañas es inigualable y, para muchos, conquistarlas es el mayor desafío.»
El punto de vista científico
Para la ciencia, la altura de una montaña no se define simplemente por la distancia desde el nivel del mar hasta su cima, sino por la distancia total vertical entre su base y su punto más alto. Es aquí donde entra en juego una montaña sorprendente: Mauna Kea.
Mauna Kea: El gigante sumergido
Situada en la isla de Hawái, Mauna Kea mide en total 10.211 metros desde su base hasta su cumbre, superando así al Everest. Lo fascinante de Mauna Kea es su origen volcánico y cómo se extiende hacia el fondo del océano Pacífico. Si bien su cima está a 4.207 metros sobre el nivel del mar, su base se encuentra a unos 6.000 metros bajo el nivel del mar.
«A simple vista, Mauna Kea podría parecer más pequeño comparado con el Everest, pero los números no mienten.»
El observatorio de las estrellas
Además de su imponente altura, Mauna Kea tiene otro as bajo la manga. Es uno de los lugares más privilegiados para la observación astronómica. Desde 1964, trece telescopios, financiados por once naciones, se asientan en su cumbre, posicionada por encima del 40% de la atmósfera terrestre. Los Observatorios de Mauna Kea son considerados como las instalaciones más avanzadas de su tipo en nuestro planeta.
El título de «montaña más alta del mundo» es, sin duda, un tema de debate. Aunque el Mauna Kea reivindica este puesto desde un enfoque geológico, el Everest sigue siendo el rey para aquellos que ven la montaña desde su superficie visible y su tradicional desafío alpinístico. Sin embargo, ambos picos nos recuerdan la magnificencia y diversidad de nuestro planeta.